
La característica primordial que dota a un dibujo de vida es la inclusión adecuada de las luces y de las sombras.
La línea detalla y expresa sólo los contornos, la forma, el volumen, el espacio o la idea de la tercera dimensión, de igual manera en la realidad y en sus representaciones gráficas en una obra artística, tiene su fundamento en la luz y en la sombra y con cuyo empleo podremos dotar a nuestro sencillo dibujo o a nuestra pintura de la representación espacial, sólida y con visos de realidad.
Las sombras son la consecuencia de la luz y tanto las sombras que del propio objeto en si ( sombras propias) como la sombra directa que el objeto produce ( sombras arrojadas) como las sombras próximas o lejanas proyectadas por otros objetos y los reflejos de luz que al mismo tiempo producen esos objetos afectan de forma directa a la concepción espacial de nuestro trabajo.
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